Los padres hicieron un par de paradas, compraron algo para comer y se tomaron un café, las chicas seguían durmiendo. Iban a ser las 8, Ruth se despertó primero. Dijo que tenía hambre. Los padres le dijeron que a las 8.30 pararían a desayunar, y que en un par de horas o menos, sino había mucho atasco estarían llegando a casa de los primos. Ruth quitó los auriculares, y puso la música a todo volumen para despertar a las chicas.
Ellas despertaron, Ruth bromeó un poco, como siempre Ruth le había hecho la jugada, cuando ella se despertó se movió a pintarles la cara. Las chicas se vieron en el retrovisor, y estaban con rayas por toda la cara. Las tres gritaron: Qué vergüenza, Ruth, ¡cabrona! Ella les dijo que en un ratito pararían a desayunar. Por suerte la madre tenía unas toallitas en el bolso, y las chicas se limpiaron. Rápido pasó el tiempo. Y llegaron a un bar. Ya estaban en Barcelona. Salou. Era precioso. Tomaron un rico desayuno. Y después siguieron el camino. La casa del primo estaba justo en frente al parque de atracciones Port Aventura. Ruth está entusiasmada. Se puso como loca a pedirles a los padres que había que comprar entradas. Que tenían que ir. Y las chicas dijeron que no podían irse sin antes ir allí.
Pasaban ya un poquito de las 10, y allí estaba, la casa, la gran casa del primo Jose. Era enorme, era tan grande, a las chicas les recordó a la casa que está apartada de su pueblo, en la que pasaron la noche del cumple de Ana.
Tocaron al timbre, una voz de chica, dulce y suave decía: ¿Quién? Ruth contestó: ¡Somos los primos!
Empezó a abrirse el gran portal, y metieron el coche. Al entrar contemplaron que aún es más grande de lo que parece... Una gran piscina estaba allí, en la entrada. Las chicas estaban anonadadas, sin duda, esta casa era muchísimo mejor que la que tenían en mente.
Sin duda, estas mini vacaciones iban ser insuperables. Hasta quedándose en casa lo pasarían genial. Al bajar del coche allí venía el primo de Marcos, Jose. Y su mujer, Marta. Los saludaron a todos. Y Ruth les presentó a sus amigas. Los primos eran muy alegres y simpáticos. Ruth preguntó por los hijos. Jose dijo que estaban en el salón. Entraron, les enseñaron la casa, que tenía dos pisos. Fueron primero arriba. Jose les mostró las habitaciones, y con cuales querían quedarse. Las chicas no querían separarse, pero siendo 4, pues decidieron dormir 2 habitaciones, que estaba una en frente de otra. Cada habitación constaba de dos literas, muy bonitas y bien decoradas. Un armario enorme y una tele de plasma. Se notaba que los primos eran ricos, y les sobraba el dinero. Bajaron, y fueron para el salón, allí estaban los primos. Estaban cambiadísimo, Ruth apenas los recordaba, pero al verlos vio que habían cambiado por completo. Lucía tenía ya 19 años, y en septiembre cumplía los 20, y su hermano, Brais, cumplía los 21 a finales de Julio, como Ruth, pero él el día 25. Lucía se levantó del sofá y saludó a Ruth, le dijo que ya ni la reconocía, que era una enana cuando se vieran, pero que sigue teniendo esa cara de chica mala. Las dos sonrieron, y luego le presentó a sus amigas. Lucía era la típica chica tímida, que tiene que coger confianza para soltarse. No tardarían nada en compaginar todas y echarse unas risas. Brais seguía allí, en el sofá, no se había movido. Estaba demasiado atento jugando a la play y escuchando rap. Incluso daba la sensación de que no se había enterado que estaban allí. Ruth, que ni un pelo de vergüenza tenía se le acercó, se apoyó en sus hombros y esperó. Él pensó que era la hermana, y le dijo: Lucía, quita, que me desconcentras. Entonces Ruth cogió y empezó a moverle el mando de la play. Ahí Brais se dio cuenta que no era su hermana.
Puso en pause, se giró, y se quedó expectante. No la reconocía. Y Ruth igual, su primo estaba cachondísimo. No pensó que estuviera tan bueno. Él le dijo: Buah, ¿tú eres mi prima? Joder. Y ella le dijo: Sí, ¡idiota! Ni me conoces ya, eh. Ya te vale. Se rió. Siguieron hablando.
- Como para reconocerte, eres una enana la última vez que nos vimos, y buf, como estás.
- Pues tú igual, eh, Brais.
- Ya, es que esto de ser guapos es de familia.
- Hombre, venga. Y los momentos de ego a tope, también.
Se echaron a reir los dos. Parecía que se hablaban de toda la vida ya. Ese era el don de Ruth, que habla con cualquiera como si nada.
Entonces, Lucía interrumpió: ¡Eh! ¿Quereis tomar algo? Y Ruth se acordó de que tenía que presentarle las amigas al primo. Se las presentó, a ellas también le había parecido guapo. Mientras Lucía había ido a la cocina a buscar algo para picar.
Luego se sentaron todos allí, y empezaron a echar unas partidas a la play. Ruth le dijo a su primo si le dejaba escuchar otra música, el rap le gustaba, pero necesitaba escuchar a Melendi. Él le dijo que vale. Puso Melendi y entonces Brais dice: Ostia prima, tú escuchando Melendi? Que buen gusto, joder. A finales de este mes viene a dar un concierto. Es el mejor regalo de cumple que se puede tener.
Ruth sorprendida, dijo: ¿Qué? ¿Cuándo? Yo también quiero. Que también es mi cumple. Y ese regalo, estando aquí, con vosotras, y mis amigas, sería lo mejor. Aunque se supone que nos tenemos que ir antes, pero por mi me quedo.
Vio para las chicas, su brillo en los ojos lo decía todo. Ellas quedarían sin problema. La discusión con Carla había sido muy fuerte, quedarse una semana más allí les venía genial a todas.
Brais le dijo: Pues prima, puedo conseguir entradas para todas más baratas. Asique, si os quedais, ya sabes.
Todas estaban ilusionadas. Ruth dijo que pagaría lo que fuera por ir, y las chicas dijeron lo mismo.
Pues perfecto, cuando sepa de algo, te aviso primita; y venís conmigo a comprarlas. Le dijo Brais.
Iban a ser las 12, hasta las 2 no comían. Lucía les dijo a las chicas si querían ir a la piscina. Ahí se acordaron que los bikinis no los habían llevado. Por suerte a Lucía le sobraba de todo. Les prestó uno a cada una, luego a la tarde irían al centro comercial más cercano, comprarían los bikinis, pasarían la tarde por los alrededores, y después pasarían por PortAventura para ver el precio de las entradas.
En poco tiempo ya estaban todas listas para tirarse a la piscina. Estuvieron allí bastante tiempo. Estaban allí las 5 tan tranquilas cuando llega un chico. Ruth lo mira, se fija en él. Algo se accionaba en su interior. Era diferente a los demás. Lucía gritó: Hola Ángel, ¡tenemos invitadas! Brais está en el salón.
El chico dijo: Hola, luego vengo por aquí y me presentas. Se fue hacia la entrada sonriendo, y también se había quedando para Ruth.
Lucía le dijo: ¡Prima, prima! No sé por qué, pero mira que ese es un crazy de la vida.
Ruth le dijo: Como yo, pero no te preocupes.
Le empezó a contar todo el rollo del amor, la promesa. Le habló de Adri y de Álex. Todo, absolutamente todo, en tan sólo un poco ya le había explicado todo. Ya se llevaban genial. Compaginaban muy bien. Y con las chicas no tardaría mucho tampoco. Era cuestión de conocerse mejor.
Cosa que no tardaría en pasar. Principalmente porque Ana, al igual que Ruth es muy sociable. Y hará que Lucía pierda su vergüenza.
Entre el jueves y el viernes se harían todas grandes amigas. Conocerán mejor a Ángel, que es un gran amigo de Brais, y a más amigos de su primo. Faltaba poco para el sábado. Y Ruth no se podría imaginar que sus primos le tenían una sorpresa preparada para celebrar su bienvenida. Muchas sorpresas le quedaban por delante. Ruth quedará quedarse más tiempo de lo que ella se imagina. Incluso llegará a querer no marcharse. Lucía se convertirá en alguien demasiado importante. Esa tarde empieza lo mejor, Barcelona les hará pasar por grandes momentos.
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